sábado, 17 de septiembre de 2011

Dentro de la ballena del día

La Nave

lanavepoetica.blogspot.com
Plaquette alternativa  3; Bucaramanga, septiembre de 2011; lakartilla@hotmail.com; Director: Claudio Anaya; Comité asesor: Diagramación: Gloria Inés Ramírez M., Diseño: Diana Katherine Ramírez  J., Pavel Ángel Miranda N.
La Nave es una publicación seriada, cuya finalidad es difundir la creación literaria y cultural de Santander.



Dentro de la ballena del día






Por: Claudio Anaya

Ni la sombra te ha visto, es una pequeña colección de poemas de Wilson Bejarano Hernández, y nace de una ruptura, de la ruptura que representa la fatiga de todos los intentos posibles en los lenguajes de la formalidad.

Este poeta abandonó el lenguaje formal y  la anécdota, y se internó gradualmente en la gruta primigenia, avanzando a tientas y desechando muchas situaciones e imágenes del mundo exterior. Conservando solamente una veta de pasión por el oficio literario, y cierto cansancio del mundo.

Su trabajo de minero, de explorador de las oscuras profundidades de la ballena del día, del duro pan del día que es como la corteza del mundo, le deparó el destello de una punta de cuarzo y después otra, y otra más, hasta reunir en sus manos embarradas este manojo de poemas, dichos en un lenguaje sorprendente, concebidos en uno de los anegadizos umbrales entre el surrealismo y el irracionalismo, pero como producto de una rebeldía muy consciente con respecto a lo social.

Estos poemas son el testimonio de esa franja de libertad, de intimidad y misterio, que debe tener cada persona para sentirse viva.


Reloj viajero

En esas sombras bárbaras
las paredes en las gotas de sangre
las horas detenidas y el viaje sin descanso
viene con sus sábanas blancas
con el trono herido.
El uno, sentado en el corazón
el dos, compartiendo repúblicas
el tres, hora fatigada de enero
el cuatro, en comunión de idilios
y viajas… y viajas…
de Suiza,
en las manos de un ángel negro
a Guatemala
en las manos quemadas
por el sol de los esclavos
por las balas y los misiles.
Te redondeas como la luna, libre
te coloreas como los huesos,
te ausentas de la muerte.
El cinco me observa con justicia
necesita esclavizar mi espacio
necesita la batería
para dar muertas… horas vueltas…
tarde eterna de sol… idea eterna
que el vino abunde desde París de dónde vienes
desde la clínica que te dio de alta
hasta mis pies ajados
que quieren darle vuelta al universo.  

Huida

Todos en marcha, defendiéndose
del público, deplorable la huida,
una fila solitaria, gris, tardía e inhumana,
su hipnotismo no tenía discusión,
recogían el mármol, las antorchas
balbucean tez, pierden su
primavera, son gotas de oro, el
ruido de sus bocas esparce ceniza,
sus puños, sus blancos ojos, su
cabellera colectiva, es un moño de
horror, es un cuerpo de sangre
infinita que nos sigue.

Piel a gotas

¿Por qué?
¿Por qué no somos una nube densa,
 sin colores,
 transportada por vientos de fuego?
¿Por qué morimos?
¿Por qué no nacemos viajeros en epidermis morenas?
¿Por qué nos enamoramos si la unión visceral tiene mundos
equivocados?
Son noches sin luna.
El tren fragua las intrigas
se esparcen las sonrisas y el llanto
en una avenida sin nombre
en tierras rotuladas con el adiós
y el fusil… y la viudez… y el odio…
y los yertos paisajes noctámbulos
cortan la piel con sus gotas húmedas
gotas de nombres y de cruces.





Tomado de nave de papel N°6, agosto de 2009

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