jueves, 27 de octubre de 2011

La hora, la sombra, y la angustia

La Nave
lanavepoetica.blogspot.com
Plaquette alternativa  11; Bucaramanga, octubre de 2011; lakartilla@hotmail.com; Director: Claudio Anaya; Comité asesor: Diagramación: Gloria Inés Ramírez M., Diseño: Diana Katherine Ramírez  J., Pavel Ángel Miranda N.
La Nave es una publicación seriada, cuya finalidad es difundir la creación literaria y cultural de Santander.


La hora, la sombra, y la angustia


por: Claudio Anaya
Carlos Augusto Pereira Martínez es un veterano narrador santandereano, que no ha tenido que forjarse ni buscarse ningún estilo literario, porque parte de su franqueza y su llaneza de santandereano y su forma de hablar se reflejan en su discurso narrativo; escribe como piensa y como habla. No le interesan los acabados de la estilística sino las historias de las que se ocupa. Su estilo literario es su manera de ser y de ver la vida, acuñada en sus historias que la muestran en toda su crudeza.
En toda su producción editorial que comprende también libros de teatro, una novela, numerosos ensayos y notas de prensa, cuento y poesía, resaltan sus tres libros de cuento: Ha llegado la hora (Segundo puesto en el Concurso de Cuento Treinta Años U.I.S., en 1979); La sombra de la máscara de 1989  ; y La angustia de las almas en pena de 2008; conformado este último libro por historias en las que se ve patente que la vida real y pública de la calle es una guerra, y que otros personajes que ignoramos o no vemos, adelantan contra uno, y con el agravante de que siempre se nos pide que en esta guerra nos propongamos incondicionalmente como lo inerme, para el éxito del enemigo invisible.
La impronta de su mirada y su agitado (tal vez extraño) ritmo respiratorio, le dan a su narración, al lector, un cierto aire de situación vivencial, de testigo de los hechos, filtrados por la visión crítica que aún tiene lo que podríamos llamar la reserva de los intelectuales en nuestro medio.
Veo también dos sesgos interesantes en su trabajo; primero, la visión espectral, de ultratumba, de las visiones místicas, religiosas. Este es un ingrediente que no ha abandonado el  autor, aunque lo presenta un tanto matizado por una intensión humorística. Recordamos algunos, lo deliciosas y emocionantes que eran esas historias cuando la televisión y el cine no habían extirpado en la gente la capacidad de asombrarse con las palabras y con algunos hechos fantásticos. Y segundo, el amor y el sexo, signados por la tragedia. La tragedia encarnada en los amantes varones que sucumben víctimas de la mujer fatal, que oficia el ritual del amor sexual que devora y sacrifica. El amor que revela parcialmente sus secretos al amante, y lo sacrifica para que el mito del misterio siga existiendo como parte de lo humano.
En algunos de los relatos de Carlos Augusto Pereira M., los finales son desenfadados, finales que hacen un cierto abandono de las técnicas del famoso nocaut en el cuento, y más bien enfatizan en la explicación final que sella con contundencia la tragedia, y que nos acerca al lenguaje coloquial de la calle que es la fuente de la cual fluyen estas historias y noticias, reinterpretadas por quienes las oyen y a su vez las cuentan y las pasan de voz a voz.
También en estos textos hay un cierto regusto por la truculencia de la vida o de nuestra realidad social, ultrajada por una guerra, hija  de la corrupción política que une muchas veces en el odio a víctimas y asesinos, y que también algunas veces los ha unido en el amor y en el sexo (por ejemplo, en el cuento titulado La foto de Frank); como si sus historias nos sugirieran que no hay un lindero definido entre estos dos sentimientos.






La mujer del presagio
Al ver a la mujer de los ojos como lagos profundos, algo le dijo en su interior que ella sería su perdición, y no alcanzó a disipar la sombra del augurio, cuando aferrado en el goce pagano al cuerpo desnudo de la mujer, en su nuca el clic de un revólver engatillado le confirmaba el presagio.

La sombra
Sintió un escalofrío que le recorrió el bajo vientre y la entrepierna, cuando entró al callejón lodoso de luces mortecinas, y una sombra se proyectó a su lado. “Es mi sombra”, y siguió adelante, en el mismo instante, en que la sombra levantaba el puñal.

Reflejo
El hombre escuchó los golpes desesperados y urgentes en la puerta. Pero cuando abrió ya era muy tarde: un cuerpo cayó al suelo pesadamente, y a la luz de la luna reconoció en el rostro del acuchillado su propio rostro.



sábado, 1 de octubre de 2011

Textos para el hastío

La Nave
lanavepoetica.blogspot.com
Plaquette alternativa  10; Bucaramanga, octubre de 2011; lakartilla@hotmail.com; Director: Claudio Anaya; Comité asesor: Diagramación: Gloria Inés Ramírez M., Diseño: Diana Katherine Ramírez  J., Pavel Ángel Miranda N.
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Textos para el hastío


Por: Claudio Anaya
UN LUGAR SIN ESPERANZAS
Breviario del Despojo es el más reciente libro de Carlos Arnulfo Arias M., y en este título, tal vez despojo sea sinónimo de desesperanza o de paradoja, como puede colegirse de los tres epígrafes que anteceden la obra, escritos por Juan el evangelista, Samuel Beckett y Julio Cortázar.
En esta colección de textos breves como bonsáis que han sido podados con la tijera de la parquedad movida por la mano de la desilusión, hasta dejar sólo  la última yema o el último cogollo como la única esperanza o posibilidad que tiene para retoñar el follaje de la historia y toda la carga de los factores humanos, no obstante puede entreverse la aridez de nuestra sociedad.
Es manifiesto el cansancio de los discursos de nuestra cultura, que si bien en los aspectos espléndidos se refugian y sobreviven en algunas minorías que más semejan sectas de afiliados, no contribuyen o dadas las circunstancias sociales no han podido contribuir a mejorar o dignificar nuestra condición humana como pueblo.
La poesía habla de los sueños de la gente y de sus deseos, de su historia y de su fantasía, y de muchos otros aspectos, pero también puede hablar de sus fracasos. Y ante un mundo tan hostil cabe la pregunta: ¿Para qué una poesía alambicada con todos estos temas, si en última instancia son las coordenadas de basura que le dictan a la gente la publicidad, la farándula y ese esperpento llamado política? … ante esto, la sentencia de fuerte sabor filosófico del rumano Emil Ciorán: “… la fatiga, transformada en visión del mundo…”.
Breviario del Despojo es el relato de quien viene ya de regreso. Pero no es un relato lineal sino una granizada de esquirlas, cada una manifestando una intensión, cada una con una historia bien oculta, tal vez por inconfesables algunas de ellas. Cada una esgrimiendo su filo y su punta,  porque ¿para qué la anécdota si la intensión es la de cuestionar, herir o diseccionar al lector?... breviario de lectura laberíntica, puede abrirse por cualquier página y saltarse de una a otra incesantemente; cada texto es un callejón que puede llevarnos a ese lugar sin esperanzas que es la esterilidad del mundo, o a uno mismo.

La muerte no espera
que los amantes
se consuman entre ellos.                                                                             (Bucaramanga,  marzo de 2010)





LA VIDA ES UNA ESPERA SITIADA


Me llega por un correo de mano a mano, un libro que a primera vista pareciera de género impreciso, de prosa poética o crónica poética, un tanto matizada por las voces de sus personajes, tal vez por haber sido escrito en esta época y en estas ciudades, y tenía que ser así, tratándose precisamente de estos tiempos y estas ciudades.
Es un libro con buen manejo de lenguaje, al que el autor ha sabido escanciarle algunas gotas amargas, y que reflejan el ruido y el desconcierto de la vida actual, como lo indica su título: Sin Sur Ni Después, de Carlos Arnulfo Arias Mendoza. No es fácil su lectura, pues sabe ocultar en la anécdota una variada carga de elementos aquilatados por la experiencia de este autor, que nos habla aquí de forma un tanto ambivalente, entre la pasión por el oficio literario y el desinterés por comunicarse en esta serie de textos ambiciosos, que pretenden abarcar toda una existencia, ¿el autor y su época?
No lo sabemos. Lo que sí  es evidente es que a través de sus anodinos o tácitos personajes, comprobamos que la literatura, en este caso la poesía que palpita en cada una de sus páginas, parte de la vida y a la vida vuelve. Hay en estos textos de facciones lavadas y sin maquillaje, el dejo de la nostalgia y de lo testimonial, y el registro de una vida de dura talla, preservada a pulso ante la adversidad.
Flota en sus ámbitos, oculta por pequeñas tragedias cotidianas, la emponzoñada atmósfera de lo político, corroyendo la existencia de esos personajes que a veces tienen nombre y a veces no, como nosotros, como el sujeto que huye apresuradamente de su tragedia y cruza una esquina para terminar en la página equivocada, como en el clásico callejón sin salida, encontrándose frente a frente consigo mismo; personajes que sólo tienen la posibilidad de luchar denodadamente contra la corriente, o resignarse a que esta corriente los abandone en cualquier lugar, o dirigir su agresiva lucha contra sí mismos, en un entorno de soledad y desamparo; si algunos breves textos son verdaderas instantáneas que sorprenden con el destello que puede tener un fugaz  fragmento de realidad, una imagen que deja en suspenso nuestra existencia al ver a alguien desesperado, en un instante enmarcado por el vacío.
Y se cuentan las cosas en este libro en tiempo presente, en tiempo inmediato, como recalcando que en nuestro tiempo nadie tiene futuro, ni sur, ni después. Es un bello y patético fresco de nuestra sociedad, que nos recuerda que cada uno de nosotros está parado sobre el filo de la navaja, y que sólo nos limitamos a esperar. 

¿Quién juega a las marionetas con quién?
¿Quién es mi juguete y yo de quién lo soy?
¿Quién dispara la bala para mi cuerpo
y quién la llevará
si tengo la suerte desconocida de esquivarla?


(Bucaramanga,  noviembre de 2007) 

Carne eres y en palabras te convertirás

La Nave
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CARNE ERES Y EN PALABRAS TE CONVERTIRÁS


Por: Claudio Anaya

Carlos Lizcano es un narrador santandereano, cuyo primer libro de cuentos: Entre las esquinas del amor y la muerte, adopta aparentemente las formas de una narración lineal o tradicional, sin mayores sobresaltos ni alardes técnicos, pero que en su interior guarda y exhibe para el lector no pocas sorpresas y perlas, producto de un paciente trabajo de años y de sucesivas lecturas y borradores. Método que lo ha llevado a conocer muy bien los personajes y las historias que aguardaban ocultas antes de las podas y los ajustes.

Los personajes de sus relatos habitan la amplia temática de las sociedades actuales. Temática que va, de la infidelidad a la muerte trágica o el suicidio, la angustia ante la insuficiencia académica, el amor prohibido o ambivalente, lo mitológico, la masacre y la nostalgia fantasmal de las víctimas por la vida, la antropofagia, la licantropía, la violencia política, los celos y la ironía, la prostitución, el sentimiento de fracaso ante la vida, la leyenda, y las imprecisas y casuales relaciones entre los seres humanos.

Esta amplia gama de temas, habla por sí sola, de la propuesta de esta colección de cuentos. Quizá la literatura sea el más primigenio testimonio de la humanidad, y la función del escritor, o mejor, de la obra, tal vez no sea la solución a los problemas de la sociedad, sino proyectar una pequeña parcela de su época en la infinitud de los tiempos. Un poco a la manera de la vida reflejada en los espejos de la isla, en la Invención de Morel, del escritor argentino Bioy Casares, y no en la concepción de Borges para el cual “La eternidad no es la sucesión de los tiempos. Es un instante en el cual se congregan magicamente, místicamente, todo el pasado, todo el presente, todo el porvenir. Es una hermosa ficción humana”.

Aunque sus personajes se debaten generalmente en circunstancias adversas, es claro que la intención y la vocación de este joven narrador, son la del frío cronista del mundo, de su mundo; hay una distancia muy clara y definida del autor con respecto a las atmósferas y personajes de sus relatos,  y éstos están signados por la fatalidad. Para este joven autor, la vida es algo que ocurre entre estos dos momentos fundamentales que son el amor y la muerte. La vida es el río de historias que fluyen por las calles y que se originan entre esas esquinas llamadas amor y muerte. Y sus personajes casi prescinden de su apariencia humana; lo más orgánico que tienen es el tejido de palabras con el que expresan su vida, apoyados por un acucioso y buen narrador, muy diestro en la elaboración de esos ámbitos referenciales, de esas coordenadas de las cuales, ninguno de ellos puede escapar.

Las palabras son el humo de la voz, dice la expresión islandesa, y esta imagen de  tal levedad, nos hace pensar que en estos cuentos las historias son el polvo de la carne, lo que queda del género humano, sea cual sea la memoria o el soporte que las guarde.
  

  

El sonido de la sirena policial penetró como saeta en medio del silencio de aquel barrio somnoliento. La invisible escoba de la muerte ya había empezado a barrer los primeros coágulos de sangre que se habían formado sobre los adoquines de la  
Calle peatonal, y la bruma del amanecer se empeñaba en cubrir con su manto lúgubre lo ocurrido hacia poco menos de una hora en ese lugar.

*

Fue el lunes cuando me enteré de la identidad de mi víctima. Compré el periódico, como lo hago todos los días para distraerme llenando el crucigrama, y en la primera página vi la noticia del asesinato. Pero vea, uno no piensa que una cosa de esas pueda suceder. Él ni siquiera me lo dio a sospechar, simplemente me dijo que yo tenía que matar a un hombre que pasaría frente a mi casa. Pero no señor, yo en ningún momento creí que ese hombre me estuviera pagando esa millonada para que yo me convirtiera en su propio asesino






Tomado de Entre las esquinas del amor y la muerte, de Carlos Lizcano, Colección Ópera Prima, Asociación de Poetas en Santander “Palabra en el tiempo”, primera edición, Junio de 2009, Bucaramanga.